martes, 19 de febrero de 2013

8. LAS COSAS QUE SON (4a. Parte)





A continuación analizaremos cómo Daniel recibió otra revelación concerniente nuevamente a la percepción humana de gobierno, a través ahora de cuatro bestias, pero en esta ocasión se le muestran algunos detalles que no fueron revelados a Nabucodonosor en su sueño de la imagen o estatua.
 
Las cuatro grandes bestias (Daniel 7:1-28)
Las cuatro bestias representan a esas mismas cuatro na­ciones, al igual que esos cuatro metales de la imagen (Daniel 7:17). La diferencia está únicamente en lo siguiente: Que el lugar donde el rey  impío vio la grandeza del resplandor del hombre, el siervo de Dios vio en ello el salvajismo y la depravación de la mente humana. Porque toda nación terrenal en la superficie muestra el rostro humano, pero esconde en su interior el carácter de una bestia.




Todas estas cuatro bestias salieron del mar (Daniel 7:3), semejante a la bestia del Apocalipsis (Apocalipsis 13). El mar tiene aquí un significado simbólico, y representa a los pueblos (Isaías 8:7; Apocalipsis 17:1,15).

El león con alas de águila (Daniel 7:4)
En el museo británico se conservan figuras gigantescas de leones con alas de águilas y cabezas humanas, que representan a Nabucodonosor en su florecimiento y en su gloria. Esas figuras fueron halladas en las ruinas babilónicas.


La combinación del rey de los animales y el rey de las aves, resulta un cuadro que se ajusta para representar la grandeza del rey de Babilonia, esa cabeza de oro. Las alas del águila muestran también la agilidad de los ejércitos ba­bilónicos.
Nabucodonosor conquistó rápidamente Egipto, Judea, Tiro y toda Fenicia, además de otros pueblos. Todo esto, además del desarrollo cultural, juntamente con grandes riquezas, hizo de Nabucodonosor un hombre poderoso y encumbrado, como así también sabio y orgulloso. Por eso Dios decidió cas­tigarlo humillándolo.
El hecho de que hayan sido arrancadas las alas, significa la enfermedad psíquica de Nabucodonosor (Daniel 4:28-30). Como resultado de esa enfermedad, la imagen real de la bestia fue transformada en un buey común. Pero la enfermedad debía pasar y la imagen debía convertirse en una persona con corazón humano, capaz incluso de alabar a Dios (Daniel 4:13,31-34).
La cabeza de oro y el león con alas de águila representan al mismo rey babilónico en la flor de su poder y gloria. Pero el castigo de Babilonia no terminó tan sólo con la enfermedad de Nabucodonosor. Tuvo que caer todo el imperio. El Señor predijo esta caída con anticipación, nombrando incluso a aquellos pueblos que derrotarían a los babilonios (Isaías 13: 17-19; Daniel 5:28).
El oso devorador (Daniel 7:5)
Como la plata es inferior en precio y belleza al oro, así también lo es el oso en su fuerza ante el león. Este oso representa a Medo-Persia, y es plata en la imagen. Ella se parece al oso debido a que su victoria dependía, no de una astuta estrategia política, sino simplemente de su extraordinaria fuerza. Por ejemplo, el rey Jerjes en el año 481 a. C. reunió un ejército de alrededor de un millón de soldados y una flota mercante que consistía en 1.200 barcos.


Para aquellos tiempos era éste un ejército colosal. Un ejército semejante cumplía al pie de la letra el imperativo de «devora mucha carne». En efecto, esta fuerza devoró todo cuanto halló a su paso. El camino tras la marcha de ellos quedaba cubierto de cadáveres, no sólo de los muertos en la guerra, sino también de los muertos por las enfermedades y el hambre, ya que el ejército se apoderaba de cuanto hallaba a su paso. «Tres  costillas  entre los  dientes»  simbolizan la triple alianza de Lidia, Babilonia y Egipto, suscritos con la meta de luchar contra Persia, y a quienes ese oso devoró.
Leopardo con cuatro alas de aves y cuatro cabezas (Daniel 7:7,8)

El leopardo es un animal de la especie del gato, mide un metro y medio de longitud. No es tan fuerte como el oso, pero es astuto y devorador. Sus asaltos son inesperados y repentinos. En el caso presente, la agilidad del leopardo se duplica con la aparición de alas de aves.

Esta es Grecia en los días de Alejandro El Grande, la que con sus relativamente escasos, pero bien adiestrados ejércitos, en poco tiempo conquistó todo el mundo entonces civilizado. Sus salidas, sus valientes asaltos, la agilidad con que se desenvolvía, hacen recordar los movimientos del leopardo.  Las cuatro alas, al igual que las cuatro cabezas, indican que Alejandro el Grande hacía sus asaltos con la ayuda de cuatro jefes-generales, los cuales, después de su muerte, dividieron su imperio en cuatro partes, como vimos anteriormente.
La bestia espantosa (Daniel 7:6)
Esta bestia simboliza el cuarto reino, es decir, Roma, el cual, efectivamente, destruía y devoraba todo.

Los jefes de Roma la enterarse de enemigos, no preguntaban cuántos eran, sino dónde estaban. Los dientes de Hierro de esta bestia corresponden a la parte de hierro de la imagen (Dan. 2:40; Dan. 7:23), mientras que los diez cuernos de la bestia corresponden a los diez dedos de la imagen. Pero en la bestia, entre sus cuernos, el profeta vio algo que no se había visto entre los dedos de la imagen vista por Nabucodonosor. Nos referimos al “cuerno pequeño” con boca y ojos, que hablaba grandes cosas delante del cual fueron arrancados tres cuernos anteriores (Dan. 7:8; Dan. 7:24). En la imagen con sus dedos, no hubo este movimiento que notamos entre los cuernos.


A la pregunta de Daniel en cuanto al significado de la visión, él obtuvo la aclaración de que las cuatro bestias son esos mismos imperios mundiales, los cuales están representados por cuatro clases de metales en la imagen (Dan. 2:44; Dan. 7:17-18).

            En la imagen se muestra la idea del anticristo, y las bestias muestran en qué forma y cómo esa idea se llevará a cabo. Queda claro que por más atractiva que sea la idea en sí misma, si ella se cumple mediante las “bestias” y sus costumbres, no deja de ser idea del anticristo.
            Por lo tanto, no cabe la menor duda de que aún las llamadas ideas cristianas, cuando se propagan a fuerza de fuego y espada por los seguidores de Cristo y la santa inquisición, son ideas del anticristo. La idea de Cristo nunca y a nadie puede ser inculcada por la fuerza.
            Los diez cuernos de la bestia significan que, justamente antes del aparecimiento del anticristo en el territorio de lo que fuera el imperio romano, saldrán diez naciones, tres de las cuales serán aniquiladas por el anticristo (Dan. 7:24; Ap. 17:12).
            De lo estudiado hasta ahora, vemos claramente que este decidido, elocuente, carismático, adusto e imponente personaje será quien establezca su propia política y cultura mundial. Será él la corona y fin del sueño humano por alcanzar su propia gloria, y crecerá en proporciones y dimensiones increíbles e insospechadas por sus contemporáneos y cumplirá de sobra con las tendencias de domino de los gobiernos antecesores, tal es el caso de Babilonia, Medo-Persia, Grecia, y Roma finalmente.
Notemos, como mencionamos anteriormente, que Nabucodonosor en su sueño solo alcanzó a ver que al final de los tiempos cómo estaría conformado el último de los imperios mundiales pero en ningún momento le fue revelado quién habría de comandarlo, no así con la visión recibida por Daniel donde ve claramente que de entre el mar de pueblos gobernados por 10 reyes o gobernadores se levantaría el anticristo como el primer gobernante mundial; es este el “cuerno pequeño”, mismo personaje que crecerá sobre la bestia; es decir, estará al frente del último imperio mencionado anteriormente, o sea que aparecerá o nacerá de entre los muchos pueblos que están bajo dominio del imperio romano, esto último históricamente literal.
Sin embargo, el territorio dominado por el imperio romano es sumamente amplio, por lo cual a través de esta visión es difícil ubicar la nación de donde ha de surgir el anticristo.
  
El carnero y el macho cabrío
El cordero con los cuernos simbolizan nuevamente la ya dos veces nombrada en este estudio Medo-Persia (Dan. 8:20). Ante lo cual, cuando hablábamos de la imagen, el punto sobresaliente era Babilonia (Dan. 2:38). A base de algunos hechos históricos sabemos cuñan grandes naciones se levantaban una tras otra. En las cuatro bestias vemos a las mismas cuatro naciones de acuerdo a su características descritas. En cambio, aquí claramente se nos dice qué debemos entender por el cordero y el cabrío.
            Bien pudiéramos, en primera instancia, objetar: ¿Por qué se habla del mismo asunto hasta tres veces? Es porque en cada visión tenemos una enseñanza distinta, enfoques distintos, detalles distintos. En esta visión se  nos dan detalles de la nacionalidad del anticristo.
            Veamos, los dos cuernos del cordero no eran iguales, porque uno era más alto que el otro, y el más alto había crecido después (Dan. 8:3). Es una imagen histórica detallada, ya que en efecto al principio Media desempeñaba el papel más importante, pero más tarde Persia ocupó una posición más alta.
El macho cabrío con un cuerno grande es Grecia y Alejandro el Grande es su frente (Dan. 8:21). Es impresionante saber cuántos detalles nos proporciona esta visión al respecto. Pero lo que nos interesa en este punto es que en el sitio de uno de los cuatro cuernos del macho cabrío, creció el ya conocido para nosotros “cuerno pequeño”, al que ya hemos visto en la terrible bestia. (Dan. 8:8, 7:8, 20, 21).
De su descripción vemos que ese cuerno era el mismo anticristo. Pero ¿Por qué al principio él apareció en aquella bestia, a la cual hemos calificado como el Imperio Romano renovado, mientras que ahora aparece en uno de los cuatro cuernos del macho cabrío, que significa solamente una parte del imperio griego?
Esta aparición en términos globales nada altera, ya que las mismas naciones que fueron dominadas por Grecia, fue­ron más tarde conquistadas y dominadas por Roma. Pero esta visión únicamente nos da la oportunidad de hallar al país de donde surgirá el anticristo. Porque Roma imperaba en el primer territorio antes que Grecia, y sería muy difícil hallar la patria del anticristo en el imperio romano. Podría ser Ita­lia, España, Francia, Inglaterra, Suiza, Alemania occidental u oriental, Rumania, Bulgaria, Grecia, África del Norte, todos los países del Asia Menor. Pero esta visión acorta la búsqueda de la patria del anticristo en sólo cuatro países. El anticristo aparecerá en una de las cuatro naciones, las cuales existen hoy, excepto Frigia, y tienen el mismo nombre: Macedonia, Siria y Egipto. Analizando una visión más, hallaremos defini­tivamente al país que dará al mundo a Satanás en cuerpo humano.

Mientras tanto veamos cómo está descrito el anticristo en nuestro texto. El será altivo y astuto (Daniel 8:23). Su poder se engrandecerá, pero no por su propia fuerza, sino por la de Satanás (Daniel 8:24; Apocalipsis 13:2). Será inteligente, sa­gaz y orgulloso (Dan. 8:25).

Estará persiguiendo al pueblo de Dios y especialmente a los hebreos, y los vencerá, es decir, que físicamente los destruirá (Daniel 8:10,12, 24; Apocalipsis 13:7). Será enemigo de Cris­to (Daniel 8:11,25; 2.a Tesalonicenses 2:3,4). Finalmente, el mismo Cristo lo destruirá en el tiempo de su venida (2.a Tesa­lonicenses 2:8). Su terrible actuación se prolongará por es­pacio de 2.300 tardes y mañanas, o sea, 1.150 días (Daniel 8: 14). Esto da un total de un poco más de tres años, y nosotros ya sabemos que el anticristo reinará por espacio de tres años y medio. ¿Por qué esta diferencia de tiempo de tres meses? Es completamente posible que el anticristo se proclame como dios no exactamente en la mitad de la semana. Mientras él no se proclame como tal y no se siente en el templo de Dios, como si fuera dios, el templo será considerado como templo de Dios. Probablemente esta última pretensión de procla­marse a sí mismo dios, a él mismo le parezca ya algo dema­siado elevado, por eso él no pudo decidirse a esto inmedia­tamente después del milagro que él mismo hará, para que «descienda fuego del cielo» y dando muerte a los dos testigos.

El tardará tres meses para decidir y finalmente contaminar consigo mismo el templo, exigiendo que se le traigan sacrifi­cios, que eran traídos a Dios, ahora exigirá que se traigan a él, como nuevo dios.

 
LOS REYES DEL NORTE Y DEL SUR (Daniel 11)

Los primeros cuatro versículos de este capítulo mencionan una vez más la lucha entre Medo-Persia y Grecia, la victoria del último y su división en cuatro naciones.
En los versículos 5-20 se describe la historia de la con­ducta general de Siria y Egipto durante un período de 150 años. Siria en nuestro texto significa como el «rey del norte» y Egipto como «el rey del sur». Porque ciertamente Siria está al norte y Egipto al sur. A estos países los divide Palestina, por eso ellos mantenían constantes luchas por el dominio de Palestina. Los versos de Daniel 11:21-45, abarcan el período del reinado del rey sirio Antioco Epifanes, el cual, en el año 164 a. de C., dominó a Palestina.

En general, en esta lucha estarán venciendo los reyes del norte, o sea, los sirios (Daniel 11:15, 25, 40). De ellos, y especialmente de Antíoco Epifanes, Palestina padecería gran­des sufrimientos (Daniel 11:16, 24, 33, 41).
Antíoco Epifanes está descrito como un adiestrado «cuerno pequeño», o sea, el anticristo. Veamos sus características y comparémoslas con la descripción del «cuerno pequeño», el anticristo.

  1. 1    El  será  astuto y traidor  (Daniel  11:21, 25;   Daniel 8:23, 25).
    2.      Será exaltado mediante un pueblo reducido, no por la fuerza común (Daniel 11:22, 23; Daniel 8:24).
    3.      Se enfurecerá contra el Pacto santo y entrará en contacto con los apóstatas (Daniel 11:28, 30; Daniel 7:5).
    4.      El contaminará el templo,  suspenderá el sacrificio diario y pondrá la desolación desoladora del ídolo (Daniel 11 : 31; Daniel 8:11; 9:27; Apocalipsis 13:14, 15).
    5.      Con lisonjas atraerá a los ateos a sí (Daniel 11:32; 2." Tesalonicenses 2:10, 11).
    6.      Perseguirá a los santos (Daniel 11:33-35; 7:21,25; 8: 10,12,24; Apocalipsis 13:7).
    7.      El hará lo que quiera (Daniel 11:36; Daniel 7:25; 8: 12,24-25; Apocalipsis 13:16,17).
    8.      Se elevará por encima de todos los dioses (Daniel 11: 36; 8:25; 2.a Tesalonicenses 2:3, 4).
    9.      Hablará contra el verdadero Dios (Daniel 11:36; 7:25; Apocalipsis 13:6).
    10. Tendrá éxito (Daniel 11:36; 8:12, 25).
    11. Será un gran conquistador (Daniel 11:40, 42-44; Apo­calipsis 13:4).
    12. Tendrá apetito por Palestina «a la tierra gloriosa» y la tomará (Daniel 11:41; Daniel 8:9).

De esta manera vemos que Antíoco Epifanes en doce casos se parece al anticristo. Es una imagen detallada del «cuer­no pequeño» que creció en uno de los cuernos del macho ca­brío: en Siria.

Muchos prototipos ha tenido el anticristo en el mundo, pero el más exacto fue Antíoco Epifanes. Era astuto y traidor, odiaba las leyes divinas, denigraba mucho a Dios y todo lo santo, contaminó el santuario poniendo en él a su ídolo, perseguía a todos los hebreos fieles, alteró las leyes de Dios, suspendió los sacrificios, hacía todo cuanto quería y tenía éxito. Es como si en todo fuera el verdadero anticristo. No obstante, en el año 163 a. de C., él murió de muerte natural, y el mundo prosiguió adelante su camino. Pero el verdadero anticristo morirá no de mano de los hombres (Daniel 8:25), sino que vivo será echado al lago de fuego (Apocalipsis 19:20 y esto sucederá en el tiempo de la segunda venida de Cristo (2.a Tesalonicenses 2:8).

El Antiguo y Nuevo Testamento testifican igualmente acer­ca de la verdad. Pero en el Antiguo Testamento la verdad se esconde tras los prototipos y en el Nuevo se encuentran ya los tipos o imágenes de ellos (1ª Cor. 10:11, Col. 2: 17; Heb. 8:5; 10:1). Antíoco Epifanes manifiesta en sí mis­mo el mayor prototipo del anticristo, pero la misma imagen se encuentra en el Apocalipsis, que fue escrito unos 250 años después de la muerte de Antíoco.

Por consiguiente, sacamos de esto la deducción de que Siria será esa nación de la cual saldrá el anticristo, porque, efectivamente, en ese país Dios le mostró a Daniel su más detallada copia.
De todos modos alguien podría pensar de dónde sabemos nosotros que el «rey del norte» es efectivamente el rey sirio, y que el principal es Antíoco Epifanes.
Sabemos esto de la historia, porque todo cuanto está es­crito en la profecía, tuvo su cumplimiento con una extraña exactitud. Faltan solamente dos cosas a Antíoco, las cuales muestran que él no es aún el verdadero anticristo, sino sola­mente su prototipo. Nos referimos a su muerte natural y a su aparición muy temprana. El verdadero anticristo, como ya hemos dicho, será echado vivo al lago de fuego y con su fin se establecerá el reino de Cristo en la tierra; o sea, que Cristo, con su venida, pondrá fin al reinado del anticristo en la tierra. El hecho de que la profecía no haga mención del nombre de Antíoco Epifanes, nada significa, por cuanto el nombre de Alejandro El Grande tampoco se menciona; sin embargo, no cabe duda de que él era ese «cuerno grande» en el tierno macho cabrío que simbolizaba a Grecia. El nom­bre del mismo anticristo tampoco se ha dado, pero cuando él aparezca los creyentes lo reconocerán inmediatamente.

LA NACIONALIDAD DEL ANTICRISTO (Daniel 11:37, 38)
Es obvio que el mismo Antíoco Epifanes era gentil, de as­cendencia griega. Por eso es que cuando se dice de él que, «del Dios de sus padres no hará caso», se refiere no sólo a él personalmente, sino a aquel a quien él precedía. También la frase: «Dios que sus padres no conocieron», sugieren la idea de que sus padres creían mejor que él. Si se tratara aquí únicamente de los padres de Antíoco, es claro que ellos tam­bién eran gentiles y paganos, y esto no haría diferencia alguna en cuanto a cuál dios sirvió el padre y a cuál el hijo, porque de todas maneras, uno y otro son ídolos. Pero el pro­feta, describiendo al prototipo, en el prototipo veía a la misma imagen. Esto nos da el derecho de pensar que los padres del mismo anticristo, del cual Antíoco es solamente el prototipo, estarán sirviendo al verdadero Dios, y esto significa que ellos deberían ser hebreos, porque en esos tiempos no había otro pueblo, excepto los hebreos, que conocieran al verdadero Dios. Del hecho que los hebreos, aunque sin Dios y traidores al pacto, se acercarán a él (Daniel 11:30-32), deducimos que deberá ser de los hebreos. Porque es imposible de que los hebreos reconozcan como su Mesías a un gentil incircunciso. De esto vemos que el anticristo será un hebreo sirio.

Existen deducciones en el sentido de que él será de la tribu de Dan. Esta deducción se basa en las palabras de bendición por el patriarca Jacob sobre sus hijos. En esas bendiciones se incluyen estas palabras: «Dan juzgará a su pueblo» (Génesis 49:16). ¿Cuándo sucederá esto? Porque hasta la fecha Dan nunca fue juez de su pueblo. Es muy probable que él juzgue a su pueblo cuando sea el anticristo. Porque Jacob bendecía a sus hijos como profeta de Dios, inspirado por el Espíritu Santo, de manera que él no podía equivocarse. Queda claro su acierto por el hecho de que sus declaracio­nes para los otros hijos se cumplieron. Por ejemplo, la de­claración para Judá, que de su descendencia vendría Cristo, se cumplió detalladamente (Génesis 49:10). ¿Por qué enton­ces su declaración no se cumple en Dan? Es un hecho de que hasta el momento Dan no juzgó a su pueblo. De manera que la profecía de Jacob aún tiene que cumplirse.

En esa profecía hay otras palabras dramáticas. He aquí: «Será Dan serpiente junto al camino, víbora junto a la senda, que muerde los talones del caballo, y hace caer hacia atrás al jinete» (Génesis 49:17). ¿Cómo entender esto? No puede haber aquí referencia al vandalismo de Dan. Porque si él simultáneamente será juez de su pueblo, y al mismo tiempo acostado como serpiente junto al camino, es más bien un testi­monio en el sentido de que Dan controlará los caminos y sus movimientos. Y esto él lo hará como una serpiente, sigilosa­mente en forma sorpresiva, sin misericordia y con terror. Después de semejante declaración, repentinamente Jacob ex­clamó: «Tu salvación esperé, oh Jehová» (Génesis 49:18). ¿Acaso no testifica esta exclamación de Jacob, en el sentido de que la visión profética que él veía sobre Dan, no le complacía en absoluto, sino más bien le aterrorizaba? ¿De qué y por qué buscaba él ayuda de Dios? Si todas estas suposicio­nes son exactas, tenemos ante nosotros el siguiente cuadro: El anticristo será de nacionalidad siria, hebreo y de la tribu de Dan. El juzgará a su pueblo hebreo, entonces él será esa serpiente que morderá al caballo y a su jinete, que controlará todos los caminos, políticos y económicos como religiosos. Esto le pareció a Jacob tan terrible e imposible que él en­tendió que solamente el mismo Dios puede ayudar en esto. Por eso su exclamación en voz alta a Dios por ayuda.

Conviene señalar que de la tribu de Dan no aparecen personas selladas por Dios, cuando el Señor escoja a los primogénitos de Israel (Apocalipsis 7:4-8). Cuando analizába­mos el capítulo 7 del Apocalipsis, dimos entonces la causa por qué de la tribu de Dan no hay esos escogidos, pero pode­mos deducir que esto sucedió debido a que Dios se había apartado de esta tribu, la cual en vida de Israel desempeñó un papel tan triste, dando al mundo el peor enemigo, tanto de Dios como de su pueblo.

De manera que aunque el anticristo provendrá de Siria, será elevado a rey en Israel. Su capital será Jerusalén, como ya hemos visto en Apocalipsis 11:7, 8 y de 2.a Tesalonicenses 2:4, donde se habla del templo de Dios, porque está claro que el templo de Dios podría estar únicamente en Jerusalén.

Siendo rey de Israel, o al principio solamente su presi­dente, él tendrá una influencia decisiva sobre la política de esas diez naciones, las cuales surgirán en el territorio del que fuera imperio romano. Cómo se han de formar exacta­mente esas diez naciones, no lo sabemos todavía, pero que­dará claro que su verdadero líder será el anticristo (Apocalip­sis 17:12,13).
 



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